sábado, 5 de mayo de 2012

DEMONIZACIÓN DEL CREYENTE II

DEFENSA CONTRA LA DEMONIZACIÓN.







Cuando los japoneses estaban por atacar Pearl Harbor había poca vigilancia y atención. Era un lindo domingo, y todo aparentaba calma.


‒ La guerra en el Pacífico parecía algo muy lejano e irreal. Hubo algunos informes aislados de que veían un avión extraño; pero los responsables parece que no le dieron importancia; tampoco lo hicieron los que estaban de guardia. Nadie se percató de la cercanía de los japoneses. El ataque inmediato no era amenaza.


‒ ¡El enemigo atacó! Las bombas cayeron con devastadora exactitud y poder sobre la armada estadounidense. Hombres y barcos anclados supuestamente en un lugar seguro de repente se vieron derrotados trágica y ampliamente. No tuvieron tiempo de responder al fuego. No hubo defensa ni contraataque que funcionara. Fueron sorprendidos desprevenidos, durmiendo, pese a que algunos informes de inteligencia advirtieron el posible movimiento japonés. Mientras el enemigo hizo creer a los líderes estadounidenses que todo estaba bien y que no había por qué preocuparse, comenzaba el ataque por sorpresa. Como cristianos, debemos estar prevenidos. Tenemos la revelación de que estamos en una guerra espiritual. No podemos ser sorprendidos durmiendo como ocurre con tantos. El enemigo tiene sus estrategias bien montadas, sus recursos son poderosos y posee gran experiencia en la batalla. Satanás anda rugiendo a nuestro alrededor buscando a quien poder devorar. Nosotros tenemos que resistir bien firmes en la fe (l P 5.8-9). Ignorarlo no lo hará desistir. P. Wagner.






Si pretendemos triunfar, nos vemos obligamos tener una representación real de la batalla y enfrentarla apropiadamente, sobre todo en el área de la demonización de los creyentes. Se ha de tratar en forma general la guerra espiritual. Ahora vamos a dirigir nuestra atención a cómo combatir la demonización de los creyentes. Como venimos diciendo… la demonización de los creyentes es obvia.






REPRESENTACIÓN ADECUADA DE ENFRENTARNOS A LA BATALLA.






Una forma ordenada de enfrentarnos a la batalla espiritual esto requiere, en primer lugar, reconocer que es una realidad…. Segundo lugar, confiar en nuestra situación en Cristo; y tercer lugar, ser bíblicos y versados en nuestra conducta.





MOSTRARSE DE ACUERDO A QUE ES UNA REALIDAD.






Ignorar la demonización. Constantemente los cristianos que están mezclados en la labor en de la guerra espiritual, no son consecuentes de su auténtica naturaleza. Alternan la posibilidad de ignorarla o sacarla de sus mentes, pero vuelve una vez tras otra. Muchos viven derrotados o angustiados sin considerar nunca seriamente que pueden ser víctimas de oposición demoníaca. Y lo trágico es que sus guías espirituales, pastores y consejeros, tampoco lo sospechan. El enemigo está en su apogeo, haciendo una verdadera carnicería en el rebaño de Dios; mientras tanto, los pastores duermen o no reconocen la cercanía del lobo. Con frecuencia llaman a los veterinarios en vez de usar los poderosos recursos que tienen en sus manos, como la Palabra de Dios y la autoridad que les concede Cristo.






‒Es cierto que no pueden atribuírseles a los demonios todos los pecados, problemas o incapacidades. No podemos culpar al diablo de la lujuria de la carne o de todos los aspectos que nos tratan de arrastrar al mundo. Pero cuando tenemos que luchar con las causas naturales de las dificultades y no vemos alivio, tenemos que sospechar que es posible que la raíz de los problemas sean Satanás y los demonios. Con demasiada frecuencia se acusa a los amados hijos de Dios de falta de sinceridad o simplemente de no confiar en Cristo; de tener escondidas profundas rebeliones o de no dar lugar a Cristo como Señor de sus vidas. Se les dice que no tienen fe suficiente y esto hace que sean presa de profundas depresiones y desesperación. Nunca se ha considerado seriamente la posibilidad de una demonización.





La realidad de la demonización. Vimos la vasta evidencia escritural de tal realidad. También encontramos que la evidencia de la Escritura y de la teología no niega la posibilidad de que los cristianos sean víctimas de demonización. Estudios de casos llevados a cabo por consejeros prestigiosos dan buena evidencia de esta realidad. No podemos seguir ignorando este conflicto potencial dentro de los creyentes… Unger señala la posibilidad de que los demonios trataran de invadir a los hombres al comienzo de la historia bíblica. Dice que las dificultades gramaticales del texto hebreo en Génesis 4.7 desaparecen si se quítala palabra (robes) traducida «agazapado», como un término prestado de la lengua acaclia, rabisum que quiere decir «demonio». La traducción, entonces, quedaría así: «y si no hicieres bien, el pecado es un demonio que está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo (del demonio); y tú te enseñorearás de él (del demonio)).

1) Es posible que un demonio entrara en Caín cuando éste se rebeló contra Dios y puso en su mente la idea de cometer homicidio contra su hermano tras el rechazo que Dios el de su ofrenda. Quizás por eso es que a Caín se le describe como «que era del maligno, y mató a su hermano» (l JN. 3:12).El Nuevo Testamento abunda en evidencia sobre la realidad de la demonización. No podemos desechar livianamente evidencia tan abrumadora presentada por el propio Jesús. W.M. Alexander despoja los registros bíblicos de lo sobrenatural y trata de explicar la demonización en términos de «locura natural» o «epiléptica». Y explica los casos actuales como hipnotismo o intoxicación por narcóticos.

2) Él ignora el testimonio de Jesús y de los apóstoles. No toma en cuenta la conducta sensata, el cambio de condición, el testimonio de las multitudes incluidos los opositores de Jesús que resultaron de la expulsión de los demonios. Por otro lado, no presenta hechos que respalden su hipótesis de que en estos casos hubo presencia de drogas y de hipnosis. Seguiremos analizando... el tema.

Pastor Mariano Vargas.