PASOS
DE LIBERACIÓN
1.
Honradez
Se ha debe ser honesto, honrado e íntegro
con uno mismo y con Dios sobre todo si se espera recibir la bendición de Dios
de la liberación. (NO diremos que es la liberación, sino, los pasos de la misma). La
falta de honestidad mantiene áreas de la vida en tinieblas. Los espíritus
demoníacos progresan en tales tinieblas, pero la honradez ayuda a sacarlos a la
luz. Todo pecado que no se confiese o del cual no haya habido arrepentimiento,
otorga al demonio un "derecho legal" para quedarse. (No hablamos de
auto liberación, sino de la ministración del afectado).
‒Pídale a Dios que le
ayude a verse a sí mismo como él lo ve y a traer a la luz cualquier cosa que no
sea del Señor, para poder confesarlas y empezar a rechazar la ley del pecado y
el derecho legal y mentiroso del diablo.
«"Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije:
Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado"»
(SAL. 32:5). «"Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y
guíame en el camino eterno"» (SAL. 139:23-24).
2.
Humildad
Esto implica reconocer que uno debe depender
de Dios y de su provisión para la liberación. «" ... Dios
resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios;
resistid al diablo, y huirá de vosotros"» (STGO. 4:6-7). Esto
también implica una apertura completa con los siervos de Dios que ministran la
liberación.
«"Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por
otros para que seáis sanados..."» (STGO. 5: l6 ss.).
3.
Arrepentimiento
El arrepentimiento es un regreso decidido a
apartarse del pecado y de Satanás. Es indispensable aborrecer todo mal de la
vida y dejar de estar de acuerdo con el mal.
« ¿Andarán
dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?» (AM. 3:3).
«»Se ha de aborrecer el
pecado de corazón. «"Y allí os acordaréis
de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os
aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis"»
(EZQ. 20:43).
La liberación no se
debe ministrar simplemente para aliviar de los problemas del afectado-a, sino más
bien, para tomar como ejemplo a Jesús, por medio de la obediencia al padre en
todo y por todo tratar de desarraigar las raíces de amargura de la persona y
así desacreditar al diablo dejando claro lo que Dios requiere ante el problema
obediencia total para poder ser liberado-a.
‒Arrepentimiento, una
obedecido lo que Dios demanda, se trata de dejar todo aquello que estorbe el
crecimiento espiritual, el ministerio y el compañerismo. El arrepentimiento necesita
una confesión previa, total y sincera de todos los pecados (inclusive los
ocultos). Esto quita cualquier derecho a los espíritus demoníacos de operar
libremente a sus anchas.
4.
Renunciación
Aclaremos la diferencia entre, renuncia y la
acción y efecto de dicha palabra: La renunciación es dejar el mal. La
renunciación es la acción que resulta del arrepentimiento. (Por ello se ha de
se sincero en la renuncia).
«"Al ver él (Juan el Bautista) que muchos de los fariseos y de
los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os
enseñó a huir de la ira venidera? Haced,
pues, frutos dignos de arrepentimiento"» (MT. 3:7-8).
‒Hacer frutos de
arrepentimiento implica más que palabras, (se ha de desarrollar dicho arrepentimiento
ante el pecado dejado atrás por la renuncia del mismo). Además es una
demostración del arrepentimiento que se llevó a cabo, y es la prueba que ya se
dejaron esos pecados.
‒Por ejemplo, si alguien
se arrepiente de la lujuria y de la concupiscencia (deseos desordenados de la
carne), es necesario que destruya todo material lascivo que le recuerde tal
pecado.
‒Si alguien se ha
arrepentido de un error religioso es necesario que renuncie completa y
totalmente destruyendo toda la literatura y todas las cosas asociadas con tal
error religioso.
5.
Perdón
Dios
perdona libremente a todos los que confiesan sus pecados y piden perdón por medio
de su Hijo (ver 1 JN. 1:9). «"Si confesamos
nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad"». Él espera que perdonemos a
quienes nos haya herido en cualquier forma.
«"Porque si perdonáis
a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre
Celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco Padre os
perdonará vuestras ofensas"» (MT. 6:14-15).
‒La voluntad de perdonar es absolutamente esencial para
la liberación (ver MT. 18:21-35). Ningún ministro que haga liberación puede
efectuarla a menos que el candidato a ser liberado haya cumplido las
condiciones de Dios.
6.
Oración
Pídale a Dios que le libere y que lo mantenga libre
en el nombre de Jesús.
«"Y todo aquel que invocare
el nombre de Jehová será salvo... (Y todo aquel que invocare el nombre del
Señor será liberado)"» (JOEL. 2:32 ss.).
7.
Guerra
La oración
y la batalla son dos actividades separadas y distintas. La oración es hacia
Dios y la guerra es hacia el enemigo en esos dos flancos… se desarrolla.
Nuestra batalla contra las potestades demoníacas no es carnal, sino espiritual ver
Efesios 6:12; «Porque no tenemos lucha contra sangre y carne,
sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones
celestes».
«Pues aunque andamos
en la carne, no militamos según la carne;
porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en
Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez
que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo
pensamiento a la obediencia a Cristo». 2 CO.10:3-5.
‒Es indispensable usar como armas el sometimiento a Dios,
la sangre del Señor Jesús, la palabra de Dios, y el propio testimonio como
creyente ante el antagonismo del diablo (véase Santiago 4:7; «Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de
vosotros».
Apocalipsis 12:11; «ellos le
han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio
de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte».
EF. 6:17). «Tomad el yelmo de la
salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios».
‒Identifique los espíritus, diríjase a ellos
directamente por su nombre, y con voz de mando y en fe, ordéneles salir en el
nombre de Jesús, (NO hace falta gritar, sino hacerlo con poder y fe). Entre en
batalla con decisión y seguridad de victoria. Cristo no puede fallar, (nosotros
si, al hacerlo por nuestra cuenta). Él es el libertador háganoslo como es
debido.
«"Y estas señales
seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios...»"
(MR. 16: 17 ss.).
«"He aquí os doy
potestad de hollar serpientes y escorpiones. y sobre toda fuerza del enemigo, y
nada os dañará"» (LC. 10:19).
"¿Andarán dos juntos,
si no estuvieren de acuerdo?. . ."
ATT. Pastor Mariano.
ATT. Pastor Mariano.