jueves, 2 de agosto de 2012

PASOS DE LIBERACIÓN


PASOS DE LIBERACIÓN

1. Honradez

   Se ha debe ser honesto, honrado e íntegro con uno mismo y con Dios sobre todo si se espera recibir la bendición de Dios de la liberación. (NO diremos que es la liberación, sino, los pasos de la misma). La falta de honestidad mantiene áreas de la vida en tinieblas. Los espíritus demoníacos progresan en tales tinieblas, pero la honradez ayuda a sacarlos a la luz. Todo pecado que no se confiese o del cual no haya habido arrepentimiento, otorga al demonio un "derecho legal" para quedarse. (No hablamos de auto liberación, sino de la ministración del afectado).
‒Pídale a Dios que le ayude a verse a sí mismo como él lo ve y a traer a la luz cualquier cosa que no sea del Señor, para poder confesarlas y empezar a rechazar la ley del pecado y el derecho legal y mentiroso del diablo.

«"Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado"» (SAL. 32:5). «"Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno"» (SAL. 139:23-24).

2. Humildad
   Esto implica reconocer que uno debe depender de Dios y de su provisión para la liberación. «" ... Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros"» (STGO. 4:6-7). Esto también implica una apertura completa con los siervos de Dios que ministran la liberación.
«"Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros para que seáis sanados..."» (STGO. 5: l6 ss.).

3. Arrepentimiento

   El arrepentimiento es un regreso decidido a apartarse del pecado y de Satanás. Es indispensable aborrecer todo mal de la vida y dejar de estar de acuerdo con el mal.
« ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?» (AM. 3:3).
«»Se ha de aborrecer el pecado de corazón. «"Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis"» (EZQ. 20:43).

La liberación no se debe ministrar simplemente para aliviar de los problemas del afectado-a, sino más bien, para tomar como ejemplo a Jesús, por medio de la obediencia al padre en todo y por todo tratar de desarraigar las raíces de amargura de la persona y así desacreditar al diablo dejando claro lo que Dios requiere ante el problema obediencia total para poder ser liberado-a.
‒Arrepentimiento, una obedecido lo que Dios demanda, se trata de dejar todo aquello que estorbe el crecimiento espiritual, el ministerio y el compañerismo. El arrepentimiento necesita una confesión previa, total y sincera de todos los pecados (inclusive los ocultos). Esto quita cualquier derecho a los espíritus demoníacos de operar libremente a sus anchas.

4. Renunciación
   Aclaremos la diferencia entre, renuncia y la acción y efecto de dicha palabra: La renunciación es dejar el mal. La renunciación es la acción que resulta del arrepentimiento. (Por ello se ha de se sincero en la renuncia).
«"Al ver él (Juan el Bautista) que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento"» (MT. 3:7-8).
‒Hacer frutos de arrepentimiento implica más que palabras, (se ha de desarrollar dicho arrepentimiento ante el pecado dejado atrás por la renuncia del mismo). Además es una demostración del arrepentimiento que se llevó a cabo, y es la prueba que ya se dejaron esos pecados.

‒Por ejemplo, si alguien se arrepiente de la lujuria y de la concupiscencia (deseos desordenados de la carne), es necesario que destruya todo material lascivo que le recuerde tal pecado.
‒Si alguien se ha arrepentido de un error religioso es necesario que renuncie completa y totalmente destruyendo toda la literatura y todas las cosas asociadas con tal error religioso.
5. Perdón
   Dios perdona libremente a todos los que confiesan sus pecados y piden perdón por medio de su Hijo (ver 1 JN. 1:9). «"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad"». Él espera que perdonemos a quienes nos haya herido en cualquier forma.

«"Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco Padre os perdonará vuestras ofensas"» (MT. 6:14-15).

‒La voluntad de perdonar es absolutamente esencial para la liberación (ver MT. 18:21-35). Ningún ministro que haga liberación puede efectuarla a menos que el candidato a ser liberado haya cumplido las condiciones de Dios.
6. Oración

Pídale a Dios que le libere y que lo mantenga libre en el nombre de Jesús.
«"Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo... (Y todo aquel que invocare el nombre del Señor será liberado)"» (JOEL. 2:32 ss.).
7. Guerra
   La oración y la batalla son dos actividades separadas y distintas. La oración es hacia Dios y la guerra es hacia el enemigo en esos dos flancos… se desarrolla. Nuestra batalla contra las potestades demoníacas no es carnal, sino espiritual ver Efesios 6:12; «Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes».
«Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne;  porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo». 2 CO.10:3-5.

‒Es indispensable usar como armas el sometimiento a Dios, la sangre del Señor Jesús, la palabra de Dios, y el propio testimonio como creyente ante el antagonismo del diablo (véase Santiago 4:7; «Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros».
Apocalipsis 12:11; «ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte».

EF. 6:17). «Tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios».

‒Identifique los espíritus, diríjase a ellos directamente por su nombre, y con voz de mando y en fe, ordéneles salir en el nombre de Jesús, (NO hace falta gritar, sino hacerlo con poder y fe). Entre en batalla con decisión y seguridad de victoria. Cristo no puede fallar, (nosotros si, al hacerlo por nuestra cuenta). Él es el libertador háganoslo como es debido.

«"Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios...»" (MR. 16: 17 ss.).

«"He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones. y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará (LC. 10:19).

"¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?. . ."

ATT. Pastor Mariano.